por Emilie Weiderud, Asesora Política de SDSR, Act Church of Sweden, parte de la Comunidad de Fe ICPF

En los últimos años se ha reconocido ampliamente la necesidad de trabajar con agentes religiosos para garantizar el desarrollo sostenible y la igualdad de género, y la industria mundial del desarrollo se ha interesado cada vez más por asociarse con ellos.

Los profesionales y estudiosos del desarrollo coinciden en que la consecución de la igualdad de género debe consistir en esfuerzos conjuntos, que incluyan a los agentes religiosos.


¿Por qué colaborar con actores religiosos?

Hay muchas razones para colaborar con los agentes religiosos en el ámbito de la igualdad de género y la salud, y en particular en el de los DHSR y la planificación familiar:

El 84% de la población mundial se considera perteneciente a una confesión o grupo religioso, y los agentes religiosos suelen ser voces de confianza dentro de las comunidades. Los determinantes sociales de la salud incluyen la idea de que las normas y los sistemas relativos a la religión son elementos cruciales de cualquier estrategia sanitaria integral para comprender cómo repercuten tanto negativa como positivamente.

Los actores religiosos también pueden ser importantes agentes de cambio, tanto para los buenos como para los malos resultados en materia de igualdad de género. Pueden ser defensores, garantes de derechos, proveedores de servicios y legisladores. Los agentes religiosos tienen una influencia normativa y real en la adopción, la aceptabilidad y la accesibilidad de las medidas preventivas y los servicios de SDSR.

Resulta crucial que, aunque el Estado es el máximo responsable de los sistemas de protección social, como los servicios sanitarios, a veces los agentes religiosos complementan al Estado prestando servicios sociales como la educación, la asistencia social y la atención sanitaria.

Los agentes religiosos son importantes proveedores de servicios sanitarios (una media de cerca del 40% de los servicios en algunos contextos), a veces complementarios del sistema sanitario que opera al margen de los procesos de planificación del gobierno, a veces una parte no reconocida del sistema. Debido a esta presencia y poder, no se puede pasar por alto el potencial de los agentes religiosos.

Pero no siempre resulta fácil. Según el estudio de 2021 "Religious actors within gender equality" de International Partnership on Religion and Sustainable Development (PaRD), la investigación muestra que abordar la religión en la práctica sigue dejándose en gran medida al compromiso personal y "cómo muchos profesionales muestran una abrumadora reticencia a comprometerse".


Retos inmediatos

En lo que respecta a los servicios de SDSR, incluida la planificación familiar, existen retos internos y externos que es necesario destacar y mitigar.

Un estudio realizado en 2014 por DSW, Faith to Action y apoyado por el Ministerio de Asuntos Exteriores de los Países Bajos presentó algunas de las barreras internas y externas que existen para las organizaciones religiosas que trabajan en SDSR. Las barreras citadas por los propios actores religiosos eran organizativas, de capacidad técnica, socioculturales y religiosas, todas ellas cruciales para prestar servicios de SDSR y planificación familiar sin discriminación y con calidad.

Curiosamente, el obstáculo citado con más frecuencia fue el acceso a los recursos. Las organizaciones informaron de un sólido historial de acceso a la financiación para la prevención y el tratamiento del VIH/SIDA (tasa de éxito del 83%) y la prevención y el tratamiento de las ITS (tasa de éxito del 100%). Sin embargo, para otras áreas dentro de SDSR, las tasas de éxito fueron mucho más bajas, a saber, 25% para salud materno-infantil, 25% para salud reproductiva y 0% para planificación familiar.

Si estas lagunas se basan en la elegibilidad, en que no todos los actores prestan servicios integrales, o en la falta de un historial que garantice una mejor reputación y confianza entre los donantes, estaba fuera del alcance de ese estudio, pero no obstante plantea cuestiones interesantes que requieren una reflexión tanto por parte de los actores religiosos como de los donantes.

Otro estudio de marzo de 2022, "Religión y género en las políticas y prácticas de los donantes", presentaba otras interesantes perspectivas en este ámbito. El informe fue encargado por DanChurchAid, Side by Side Faith Movement for Gender Justice, Act Church of Sweden y Christian Aid, y realizado por la Joint Learning Initiative on Faith & local communities. El objetivo de esta colaboración es aumentar los datos sobre el sector confesional en la cooperación al desarrollo.

El informe reflexionaba sobre cómo determinados donantes, ministerios gubernamentales y organismos intergubernamentales (OIG) se comprometen (incluida la asociación y la aportación de fondos) con los actores religiosos locales, nacionales e internacionales en materia de igualdad de género.

El informe constató, entre otras cosas, que los tres ministerios gubernamentales incluidos en el estudio tienen un largo historial de asociación y financiación de organizaciones religiosas de desarrollo y que los donantes institucionales están abiertos a la colaboración, pero también podría variar entre departamentos. Sólo en una institución se reservan determinadas vías de financiación a los agentes religiosos y, entre ellas, no hay vías especiales de financiación o asociación para los agentes religiosos que trabajan en la igualdad de género.

Además, el hecho de tener asociaciones formales e informales con agentes religiosos sobre cuestiones relacionadas con el género no significa automáticamente que exista un apoyo integral y sostenible a los agentes religiosos.

En la práctica, la capacidad de una institución para asociarse con agentes religiosos puede verse afectada o limitada por su propia identidad institucional, y la realidad de la asociación suele depender de personas concretas. Por lo tanto, a menudo estaba ligada a la persona y que , "muchos miembros del personal siguen sintiéndose incómodos o incluso se resisten a trabajar con actores religiosos en cuestiones relacionadas con el género, a menudo como resultado de sus opiniones personales sobre la religión".

Para aumentar la colaboración, la evidencia y los resultados en el campo de la igualdad de género, el informe contiene algunas recomendaciones tanto para los gobiernos como para los donantes:

  • Se anima a los ministerios, a los donantes y a las AGIs a que no excluyan automáticamente a los actores religiosos como socios potenciales en materia de igualdad de género, y a que estas asociaciones faciliten un aprendizaje bidireccional que rete a todos a desarrollarse y crecer. Se destacó la importancia de garantizar una mayor alfabetización religiosa entre el personal de las instituciones.
  • Las instituciones deberían considerar la posibilidad de desarrollar políticas que motiven y capaciten concretamente al personal para colaborar con actores religiosos y desafíen a la institución a no asociarse principalmente con grandes redes u organizaciones cristianas de desarrollo.
  • Cuando se trabaja en cuestiones delicadas relacionadas con el género, es importante ser flexible y capaz de llegar a acuerdos. Por ejemplo, es posible que se necesiten diferentes puntos de entrada o terminología para que los agentes religiosos se sumen a la iniciativa. También puede ser necesario trabajar con otros socios locales, nacionales o internacionales. Al mismo tiempo, no siempre es posible llegar a un compromiso, por lo que los ministerios, los donantes y las AIG deben tener claro en qué no pueden transigir.
  • Por último, se les desafía a que asuman la complejidad de colaborar con los agentes religiosos en materia de igualdad de género.


Nuevas asociaciones

El informe también volvió sobre sí mismo su análisis y recomendaciones sobre los agentes confesionales, ya que toda relación es una vía de doble sentido.

Cuando se trata de agentes religiosos que buscan financiación y colaboración, también se les anima a utilizar un lenguaje y una terminología adecuados y comprensibles para sus destinatarios, mostrando claramente cómo encajan en el panorama general de la labor que se realiza en materia de género.

Un punto de entrada a la asociación y la financiación es identificar el nicho de una institución y explicar, con pruebas, cómo trabajar con ella como agente religioso puede promover no sólo sus objetivos, sino también su reputación como financiador innovador.

Se destacó especialmente la importancia de presentar estudios de casos basados en pruebas.

A la hora de buscar financiación o asociaciones, es importante ser honesto y estratégico, y que los propios agentes religiosos no instrumentalicen la religión. Por el contrario, los agentes religiosos deben describir su papel en un marco más amplio de la sociedad civil, como un agente más, que aporta una parte de una solución más amplia hacia una mayor igualdad de género, en lugar de ser la única solución.

Dado que el entorno de financiación puede cambiar en función del entorno político, es importante que los agentes religiosos se mantengan al día. Además, es importante que los actores religiosos se aseguren de que sus propias organizaciones respetan la igualdad de género, no solo en su programación.


Conclusiones para el futuro

En resumen, estos informes contienen múltiples enseñanzas tanto para los actores religiosos como para los donantes que pueden ayudar a salvar la brecha que a veces existe en materia de pruebas, conocimientos, lenguaje, alfabetización y confianza, así como lo que se puede hacer para empezar a salvar esas brechas. Las recomendaciones planteadas en este estudio también reflejan las de otros y pueden y deben ser objeto de reflexión y acción para fomentar una mejor asociación.

A fin de cuentas, significa, como se afirma de forma tan crucial en el informe de 2021 de la CDPD, que los actores "deben adquirir niveles básicos de alfabetización religiosa para comprender las complejas formas en que el género y la religión interactúan y conforman las dinámicas de poder de género en contextos específicos".

La alfabetización religiosa, la realización de análisis sólidos y la capacidad de presentar las formas en que la religión y el género se entrecruzan y cambian con el tiempo, no sólo es relevante para los donantes, sino también para los propios agentes religiosos. La alfabetización implica la capacidad de hablar con fluidez muchos idiomas diferentes que permiten comprender mejor y ver, mostrar y demostrar cómo los agentes religiosos pueden ser uno de esos agentes de cambio necesarios para garantizar una mayor igualdad de género.

Por último, cualquier asociación implica que todos sean conscientes y honestos acerca de las posibilidades, así como de los retos, barreras y normas que existen, ya sean internas o externas y tanto si se trata de una institución laica como religiosa.